Entre la 1.41 y las 2.43 de la madrugada se la vio en su totalidad de rojo.
El lunes a la madruga se pudo vivir en la Argentina y en el resto del mundo el primer eclipse del año.
“Cuando hay un eclipse lunar la Tierra se interpone entre el Sol y la Luna, por lo que esta última entra en el cono de sombra de la Tierra. Eso hace que la luz del Sol llegue al satélite natural atravesando la atmósfera terrestre, lo que produce una dispersión y por eso la Luna se ve rojiza”, explicó la astrofísica Andrea Buccino el fenómeno que atrapó a familias enteras.
El eclipse lunar de la “Superluna de sangre” comenzó a las 23.37 del domingo y poco a poco, fue mutando de color hasta que a las 0.34 del lunes, el satélite entró en la umbra, el momento de mayor sombra. En realidad, se filtran las longitudes de onda del rojo, que le dan a la luna la tonalidad característica de este fenómeno.
Pero la totalidad, un período que se prolongó entre las 1.41 y las 2.43. En el medio, a las 2.12, regaló el cuadro más esperado: la luna pintada de rojo. Fue el momento cumbre del eclipse.
Luego, la luna volvió paulatinamente a su vista normal, con la luz en su plenitud. A las 3.50, recobró el color gris con la que se la suele ver desde la Tierra.